¿Habéis oído hablar alguna vez del mutismo selectivo? Posiblemente no, ya que existe un porcentaje bajo de niños que actualmente lo presenten. En varias ocasiones, nosotros , como padres observamos a nuestro hijo en todo momento y puede que veamos que no es hablador y que tiene dificultad para relacionarse con los demás, ciertas actitudes que solemos relacionarlas con ser sencillamente una persona introvertida. Aunque a veces, debemos de consultar a ciertos profesionales, porque puede que este problema vaya más allá y estemos delante de un caso de mutismo selectivo.

Este problema suele detectarse generalmente en el colegio, entre los tres y los ocho años, cuando los profesores detectan que nuestro hijo presenta una relación peculiar con su entorno porque no se comunica. Si presenta un mutismo selectivo, el niño, probablemente, estará sufriendo un temor asociado a diversas situaciones sociales, una especie de fobia social, que puede durar desde unas semanas a algunos años, de la cual no se conoce la causa, pero puede tener algo que ver con un componente hereditario, y que dicho problema podrá repercutir negativamente en su desarrollo psicológico, social, educativo o emocional.

Los niños que presentan este mutismo, suelen ser sensibles, cariñosos, muy inteligentes o perfeccionistas, y en muchas ocasionas suelen hablar bastante con sus seres más cercanos, sobre todo con nosotros, los padres. Por tanto, aquí vemos algo desconcertante en su comunicación; por un lado, son personas muy habladoras en entornos familiares pero cuando se encuentran en entornos diferentes a éste, rechazan el hecho de comunicarse y se aislan de la sociedad. Éste aspecto es la característica más relevante en el mutismo selectivo.

Así pues, como padres ¿que debemos hacer cuando cierto mutismo persite o empieza a estar presente en el habla de nuestro hijo? En un primer momento deberemos hablar con varios especialistas como sus profesores, un psicólogo y un logopeda. Una buena coordinación entre ellos, y un eficaz tratamiento con estos especialistas ayudará a que este mutismo acabe desapareciendo.

Aunque también nosotros, los padres, deberemos seguir ciertas consideraciones, con el fin de ayudar a nuestro hijo a superar este problema. Las más importantes son las siguientes:

Debemos otorgarle la oportunidad de conocer el espacio, explorarlo y buscar intereses dentro de éste, siempre sin dejar de observarlo en todo momento sutilmente.

Nuestro hijo no debe notar que le damos un trato especial y mucho menos manifesatrle molestia hacia su timidez.
Debemos adoptar una actitud serena y relajante.
Debemos eliminar las presiones y expectativas para que nuestro hijo hable
Tenemos que darle seguridad y ser comprensivos con sus dificultades
No debemos sobreprotegerle
Debemos comunicarle que puede decidir hablar o no cuando quiera, así nuestro hijo tendrá el control y la libertad de comunicarse sin sentirse presionado

Hay que fomentar situaciones de comunicacion relajada, donde el objetivo sea el placer de estar juntos compartiendo una actividad didáctica y lúdica.

Otras entradas que te interesarán

¿Qué es la Psicología Positiva?

La expresión “psicología positiva” es, desde hace unos años, una de las expresiones más repetidas dentro del ámbito de la salud y el bienestar, y se ha convertido en uno de los enfoques psicoterapéuticos más utilizados en el momento actual. Pero, ¿de dónde viene y qué significa exactamente?

Dolor emocional

El dolor emocional puede llegar a ser más intenso que el dolor físico. Esta frase es muy cierta y, la mayoría de nosotros, sufrimos este dolor emocional en algún momento u otro de nuestra vida, ya que es inherente a la condición humana.

Cuando comemos por ansiedad

Cuando gestionamos situaciones tensionales que desbordan nuestros recursos psicológicos, el malestar emocional resultante que se genera en nosotros nos puede empujar a recurrir a la comida, a saciarnos rápidamente, como mecanismo ansiolítico que aparentemente nos devuelve a un estado de tranquilidad y satisfacción. Sin embargo, se trata de un efecto efímero, que nos puede acabar generando problemas físicos y psicológicos, más allá de sus efectos supuestamente relajantes.

El poder del miedo

“El miedo se ha convertido en una emoción primaria dominante en la sociedad actual. Tanto el temor que nace de las circunstancias colectivas -desastres naturales, guerras o crisis económicas-, como el que surge de nuestro interior, especialmente del cerebro -fobias ansiedad, angustia, pánico o incertidumbre”.